El nombre Brunello Cucinelli es sinónimo de muchas cosas, entre las cuales la transformación del cachemir para la creación de prendas de "lujo absoluto" es sólo una de las muchas, altamente revolucionarias y exclusivas de la marca.

En 1978 Brunello se comprometió con Federica Brenda y conoció el pueblo donde ella nació, Solomeo. 

Solomeo , un pueblo medieval de la provincia de Perugia cerca de Corciano, en ese preciso momento, se convierte en el centro de toda la historia ;  no sólo el lugar físico donde comenzó la aventura productiva en 1982, cuando se casó con Federica y decidió trasladarse a la pequeña localidad de Umbría, sino también el hábitat espiritual de una nueva 'metafísica' empresarial, una manera vanguardista de abordar los negocios que desde luego hará que la marca sea única y un verdadero ejemplo de excelencia y virtud corporativa, definida como Capitalismo Neohumanista.

El panorama productivo en el que aparecía Brunello Cucinelli, el hombre y la marca, en el momento de su fundación era un área crucial del sector manufacturero, Perugia, en el que ya trabajaban unas 13.000 personas. El sector en el que Cucinelli decide lanzarse con mucha valentía es el de la producción de prendas de cachemira de colores exclusivas para mujeres.

Con la fuerte aprobación del mercado alemán primero y luego del americano, la empresa empezó a crecer y a tomar forma tal y como el visionario creador la había imaginado. A nivel productivo, la marca amplía su línea de producción a prendas para hombre y mujer, centrándose en el procesamiento sostenible de cachemira seleccionada personalmente únicamente de cabras de raza 'Hyrcus' , criadas en Mongolia de forma ancestral, el elemento humano que siempre ha fascinado. el fundador de la marca. El elemento humano que luego impregnó todos los ámbitos de la empresa, desde la relación con los empleados, con planes de trabajo sin 'sellos' y largas pausas para comer, salarios superiores a la media y numerosos planes de bonificación obtenidos con los beneficios de la empresa, hasta las inversiones en la zona como el Teatro Cucinelli en 2008 o la renovación de todo el pueblo de la ciudad con la inauguración de la Biblioteca de las Artes, el Anfiteatro y el Gimnasio en 2010. 

La creación de la Fundación Brunello y Federica Cucinelli, los casi 2.000 empleados y las aproximadamente 360 ​​empresas implicadas en el proceso de producción, los numerosos premios como el Cavaliere del Lavoro y el Premio de Economía Global, recibidos por el prestigioso Instituto de Economía Mundial de Kiel. con el noble certificado de haber sabido "encarnar perfectamente la figura del Honorable Comerciante", hablan de una realidad empresarial ilustrada , fuertemente ligada a la tradición artesanal, con un marcado impulso capitalista proyectado hacia la renta, como lo demuestra la cotización en bolsa en 2012 y el constante aumento de los precios de las prendas y accesorios, pero en el que el factor humano está en el centro de todo, los principios de San Benedetto da Norcia, Gandhi, Aristóteles, Kafka, principales inspiraciones de Brunello Cucinelli, No es sorprendente que The New Yorker lo defina como El Príncipe de Solomeo .